Acaba de comenzar el verano y con él poco a poco iremos notando un cambio en la energía que nos rodea y en cómo nos sentimos… y… nuevamente tendremos una nueva oportunidad para introducir nuevos alimentos, aprovechando al máximo los productos frescos que la naturaleza nos ofrece en verano.
Hay personas que opinan que la alimentación macrobiótica suena monótona: arroz, arroz y más arroz… Nada más lejos de la realidad. Una de las herramientas que nos da una alimentación consciente, es la habilidad de darnos cuenta de qué es lo que más necesitamos comer en cada momento. La habilidad de adaptarnos a la estación y al entorno. La habilidad de aprovechar al máximo la variedad de alimentos que encontramos en cada cambio de estación.
En una gran mayoría de hogares se come exactamente lo mismo en invierno que en verano… en primavera que en otoño… y exactamente lo mismo una semana tras otra. La ventaja de una alimentación basada en la energía de los alimentos, es que con la llegada de cada estación, damos la bienvenida a las nuevas frutas y verduras que nos ofrece la tierra. Con el cambio del clima, cambian las condiciones en las que crecen nuestras hortalizas, y es esta diferencia en las condiciones de desarrollo de los alimentos, lo que va a influir en sus efectos energéticos.
La naturaleza es sabia y nos da siempre lo que más necesitamos. En verano, nos abastece de verduras y frutas refrescantes, alimentos con una energía yin: enfriadora, de apertura, que nos aporta humedad y nos relaja. Todo esto, es lo que nuestro cuerpo necesita en verano: abrir el poro para facilitar la salida de calor… humedad para reponer los líquidos que perdemos con el sudor… frescor para equilibrar las altas temperaturas veraniegas y por supuesto: relax!!!
En macrobiótica, intentamos crear comidas equilibradas que nos aporten lo que nuestro cuerpo necesita. Esto, reduce muchísimo los deseos de tomar alimentos extremos, que habitualmente no son interesantes para nuestra salud. Por ejemplo: si en lugar de tomar un filete con patatas fritas en pleno verano, nos tomamos una ensalada de garbanzos o de pasta, estaremos evitando los deseos de tomar bebidas carbonadas o helados…
Si escuchamos nuestro cuerpo, nos daremos cuenta que realmente nos apetecen alimentos menos densos, más ligeros, en preparaciones sencillas…
Quizás puedes probar a sustituir la carne por verduras a la parrilla… puedes preparar una ensalada de garbanzos que te aporta una buena calidad de proteína, con una ensalada de cuscús a la menta que resulta muy refrescante.
Como primer plato puedes preparar una sopa fría de melón o de pepino, incluso la puedes dejar preparada el día anterior. ¿O qué te parecen unos patés de garbanzos o guacamole?… Y para terminar, una refrescante gelatina de frutas…
Siempre que puedas, céntrate en las frutas y verduras de estación, aumenta el consumo de ensaladas y verduras cocinadas ligeramente en escaldados o salteados rápidos.
Sustituye los estofados de legumbres por ensaladas o patés. Los guisos de cereales por ensaladas de pasta integral, de cuscús, de bulgur. Introduce la polenta, y atrévete con las hierbas aromáticas, ahora es el momento, incluso puedes comprar unas macetitas y dejarlas en el alfiz de la ventana para tenerlas siempre a mano…
Alimentos armonizadores
Cereales: Utiliza los más refrescantes: el maíz y la polenta son fáciles y rápidos de preparar y no te quitarán tiempo durante tus vacaciones. Aprovecha la rápida cocción del cuscús o el bulgur para preparar refrescantes ensaladas.
Legumbres: Quizá no apetezca mucho consumir legumbre en verano, pero hay fantásticas ensaladas y patés que puedes preparar con ellas. Utiliza especialmente el garbanzo, con un efecto más expansivo que el resto de legumbres te permite elaborar recetas tan sabrosas y sencillas como el hummus.
Verduras: Conviene aumentar el consumo de verduras tanto crudas como ligeramente cocinadas. Las que son un poco amargas son muy interesantes pues tonifican el elemento de esta estación: el fuego, activando la digestión y la circulación: rabanitos, rúcula, berros, canónigos, darán variedad a tus ensaladas. Disfruta ahora del pepino o el calabacín y de su energía enfriadora y de apertura.
Geminados: La energía expansiva de los germinados y su riqueza en minerales y vitaminas los hacen adecuados para el verano. Puedes usar brotes de soja, alfalfa, berros, lentejas… en tus ensaladas o bocadillos.
Algas: no debemos olvidar las algas, nos aportan minerales que ayudarán a reponer los que perdemos con el sudor y con los baños en piscinas. Preparar gelatinas con agar-agar ayudará a limpiar y regenerar la mucosa intestinal además de refrescarnos. Los copos de nori son fáciles de añadir a ensaladas o cremas de verduras, muy prácticos para esta estación.
Frutas: disfruta todo lo que te da la naturaleza en esta temporada: melón, melocotón, nísperos, albaricoques, cerezas, sandía…
Pickles: no te olvides de ellos, ayudarán a tu digestión y mejorarán tu flora intestinal. Además, son excelentes para movilizar depósitos de grasa. El chucrut que puedes comprar ya preparado… es una manera sencilla de tenerlos siempre en tu plato.