Los intestinos, el sistema inmunológico y la salud emocional tienen una relación infinitamente estrecha. Hasta ahora siempre nos habían hablado del sistema nervioso central, que está compuesto por el cerebro y la médula espinal. Pero existe otro sistema nervioso, el entérico, que es un sistema nervioso intrínseco a nuestro tracto gastrointestinal. Estos dos sistemas nerviosos los tenemos desde que nos encontramos en el vientre materno, porque se crean del mismo tejido durante nuestro desarrollo fetal. De este tejido, una parte se convierte en el sistema nervioso central y la otra en el sistema nervioso entérico. Pero lo más sorprendente es que estos dos sistemas nerviosos están conectados por el nervio vago, que se corresponde con la ruta principal que utiliza la bacteria intestinal para transmitir la información a nuestro cerebro.
De hecho, el intestino envía más información al cerebro que el cerebro al intestino; de manera que los problemas en el intestino pueden impactar directamente en nuestra salud mental, provocando problemas como la ansiedad y la depresión. Las bacterias, los hongos, los virus y otros microorganismos que componen la flora intestinal de nuestro cuerpo en realidad superan en número a las células en una proporción de 10 a 1 y cada vez está más asumido que estos pequeños organismos desempeñan un papel especialmente importante en nuestra salud física y mental.
Por lo tanto, las neuronas no sólo están en nuestro cerebro, sino también en nuestros intestinos. Algunas neuronas producen neurotransmisores, como es el caso de la serotonina, esencial para disfrutar de un buen estado de ánimo y alejarnos de la depresión. Por lo que, a mayor concentración de serotonina, mejor humor y sensación de bienestar. Utilizar el alimento como medicina en estados depresivos puede llegar a ser mucho más efectivo que cualquier medicación antidepresiva. Cuando un paciente sufre problemas de digestión siente dolor de estómago continuo y bajo ánimo acompañado de pensamientos constantemente negativos.
La psiconeuroinmunología es la ciencia que estudia la interacción entre los procesos psíquicos, el sistema nervioso (SN), el sistema inmune (SI) y el sistema endocrino (SE) del cuerpo humano desde una perspectiva interdisciplinaria en la que confluyen diversas especialidades: psicología, psiquiatría, medicina del comportamiento, neurociencia, fisiología, farmacología, biología molecular, enfermedades infecciosas, endocrinología, inmunología y reumatología. En el intestino se encuentra el 80% de nuestro sistema inmune innato, por lo tanto, podemos asegurar que los alimentos que comemos y cómo absorbemos sus nutrientes es de vital importancia para gozar de buena salud física, mental y emocional.
Además, en el intestino se fabrica alrededor del 80-95% de la serotonina. Niveles bajos de serotonina implican estreñimiento, estados de depresión e irritabilidad (personas que están tristes pero no lloran), dificultad para dormir, dolor crónico, dolor de cabeza, manos y pies fríos. Si tenemos problemas de estreñimiento, fabricaremos menos serotonina y, por consiguiente, aparecerán estos síntomas. De hecho, las personas con depresión y angustia tienen estreñimiento o alteraciones digestivas tales como colon irritable.
Cada vez hay más profesionales que recomiendan administrar probióticos en pacientes con trastornos psiquiátricos o psicológicos como la depresión, porque son personas que tienen problemas digestivos, ya que los neurotransmisores, como la serotonina, alterados se fabrican básicamente en el intestino. Los medicamentos psiquiátricos actúan solamente en la recaptación de serotonina en el cerebro, pero el problema se encuentra muy habitualmente en el intestino.
A mi consultan llegan clientes con problemas digestivos que están tomando antidepresivos, porque gracias a ellos mejoran sus síntomas físicos y también duermen mejor. Pero en realidad lo que hay que arreglar son los intestinos, para que se pueda fabricar serotonina de forma natural. En esto se basa la nueva ciencia que está emergiendo en Estados Unidos, llamada neurogastroenterología, y que resulta indispensable para integrar la salud intestinal a la salud emocional.
Teniendo en cuenta que el 80% de nuestro sistema inmunológico se encuentra en los intestinos, es MUY importante optimizar la flora intestinal, ¿cómo lo hacemos?
1. Evitar los alimentos procesados, refinados, el azúcar, los lácteos, los medicamentos y tener un estilo de vida saludable y alimentación sin tóxicos.
2. Tomar un suplemento de probióticos de alta calidad. (Hay que comprarlos siempre bajo la supervisión de un profesional de la salud).
3. Comer alimentos fermentados no pasteurizados y con efecto probiótico, como el chucrut, el umeboshi o el alga espirulina, entre otros.
4. Combinar los alimentos correctamente (ES LO MÁS IMPORTANTE).
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