Mientras vivimos en el mundo de yin y yang.
Es necesario comprender cómo operan.
Quien ignora del todo el orden del universo.
Es como un indio que proviene de la selva.
E intenta vivir exitosamente en la gran ciudad.
O como un habitante de la gran urbe que decide irse a vivir a la selva con los indios.
Necesita estudiar sus códigos y aprender a respetarlos.
De lo contrario morirá pronto.
O estará en graves apuros.
Yin y yang son las bases de la medicina tradicional.
Pero en las escuelas médicas de occidente se lo considera obsoleto.
Y hasta se lo desprecia.
Para crear una salud de hierro.
Es necesario aumentar el consumo de sales minerales.
De lo contrario el cuerpo no podrá sostener su campo magnético.
Y su energía se debilitará.
La nutrición occidental se enfoca en la proteínas, en las grasas y en los hidratos de carbono.
Pero no toma en cuenta el campo magnético del cuerpo ni el de la Tierra.
El centro de la Tierra tiene un núcleo de hierro que crea magnetismo.
El centro de cada glóbulo rojo tiene un núcleo de hierro que crea magnetismo.
Las personas magnéticas tienen un poder misterioso.
Atraen fácilmente aquello que otros consiguen con penosos esfuerzos.
Y la única forma de crear un poderoso campo magnético es mediante una nutrición basada en el orden del universo.
Los minerales y los hidratos de carbono de cadena larga son más yang.
La mayor parte de las vitaminas, los hidratos de carbono de cadena corta, las proteínas y las grasas son yin.
El exceso de agua es muy yin.
El ejercicio vigoroso es muy yang.
Y desconociendo yin y yang.
Ninguna salud puede sostenerse con el paso del tiempo.
Porque quien desconoce estas leyes.
Se nutre con extremos yin y yang.
Hasta que su campo magnético se desestabiliza completamente.
Se cansa y se rinde.
Y llega a la errónea conclusión de que la salud absoluta es una misión imposible.
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