lunes, 29 de diciembre de 2014

El Arte De Curar


La medicina de oriente presupone una profunda introspección. Sin este trabajo interior la cura no podrá producirse en forma profunda. Será a lo sumo una cura sintomática, parcial. Y por eso el enfermo recae. Porque no curó el interior.
El exterior es un reflejo del interior. Muchos sabios de todas las eras han enseñado que nuestro mundo externo (lo visible, lo manifestado) es un reflejo de nuestro mundo interior (invisible, aun no manifestado). Si nuestro mundo interior está lleno de miedos, tarde o temprano esos “contenidos” internos se convertirán en contenidos externos, visibles y físicos. Por eso la medicina oriental lleva al candidato a la curación hacia el mundo de la filosofía.
Sin filosofía no hay verdadera medicina. Sin filosofía, sin transformación de la realidad interior, no se puede cambiar la realidad exterior. Porque ésta será siempre un reflejo de la interna. Sin desarrollo de la visión y la comprensión la cura será únicamente técnica, mecánica, más o menos brutal, de violencia contra los síntomas o las manifestaciones clínicas (manifestaciones externas).
Aplastar con miedo y violencia los síntomas o las expresiones visibles, sólo refleja un profundo miedo e ignorancia sobre el mundo interior, el mundo de la mente, el mundo del inconsciente. Por ello el maestro Ohsawa, quien trajo la macrobiótica a Francia y occidente en la década de 1950 enseñaba que si no se curaba el “alma” no se había logrado la cura verdadera, y que el enfermo recaería una y otra vez. Aunque haya adoptado la dieta macrobiótica con devoción y rigor, sin transformación interior, sin la incorporación de la filosofía, su cura durará poco. Porque los mecanismos inconscientes (que crearon la enfermedad) siguen activos, intactos. Y volverán a proyectar en el mundo externo nuevamente las mismas cosas, las mismas tragedias, las mismas enfermedades.
A veces la gente de pensamiento simplista me dice: “bueno doctor, dígame de una vez qué debo comer para curarme”. Intento llevarlos a un plano de desarrollo de la comprensión para llegar al “alma”, a la raíz inconsciente del problema y estas personas de pensamiento simple, me apuran para que les diga qué deben comer. Y luego van a sus casas. Y al tratar de aplicar estos cambios en sus hábitos de comidas, y las rutinas de ejercicios y descansos, se encuentran totalmente perdidos. Y son los que más trabajo me dan. Porque toman a la macrobiótica como una técnica curativa más. Reemplazan los corticoides por el arroz y las algas marinas.
No desean pensar. Son demasiado perezosos para pensar. Mejor obedecer las indicaciones y ya está. Se producirá el alivio o la mejoría. Y a veces cuando las mejoras no llegan tan rápido como estas personas desean, me reclaman: “hice todo lo que usted me dijo, comí los alimentos que usted me dijo y no he mejorado todavía”. Y llegan a la conclusión de que este “tratamiento” no da resultados. Hay una medicina para cada tipo de paciente. Para los que no quieren pensar, para los que sólo buscan hacer lo mínimo, para los que se rigen por la Ley del Mínimo Esfuerzo está la medicina de tomar una pastilla y “vuelva el mes que viene”.
La medicina que proponemos es la medicina de la toma de conciencia, la medicina del despertar de la sabiduría, la medicina que requiere el esfuerzo de pensar. Bernard Shaw, irónicamente decía que la mayor parte de las personas piensan dos o tres veces por año. Y que él se había hecho célebre por pensar dos o tres veces por semana. Pensar exige un esfuerzo que todos no están dispuestos a hacer. Para los que no desean hacer este esfuerzo la PAR (poliartritis reumatoidea) es una enfermedad de causa desconocida, muchas veces heredada (también la tenía mi abuela y una tía). No tiene cura y solo “disponemos” de medicinas para aliviar el dolor y la inflamación. Tiene empujes y remisiones, por lo que puede minimizar las dosis durante las etapas de remisión y aumentarla durante los empujes. Y “usted debe aprender a vivir con ello”. Esa es la “comprensión”, el nivel filosófico de la medicina clásica.
En ese paradigma el paciente es un “paciente”, una víctima de la PAR, el no hizo nada malo. Solo que el infortunio se abatió sobre él, sin previo aviso. Nuestra visión es totalmente diferente. El paciente es en realidad un ser activo. Es protagonista. Ha trabajado muy duro y con mucha persistencia para enfermarse.
Consideramos que los lácteos de cualquier tipo junto al azúcar y a los alimentos industrializados, refrescos cola y otras “invenciones” de la civilización son los factores principales para crear una PAR.
¿Quién ha elegido comer esos alimentos durante décadas? ¿Quién ha abierto su boca para introducir decenas de kilos de queso, centenares de tazas de leche de vaca con café y azúcar junto a centenares de litros de refrescos comerciales? Estos hábitos son muy poderosos. Pero el protagonista, ha decidido muy libremente comer todo esto a lo largo de decenios. Y luego se considera una víctima de la genética o del stress. Todos tenemos “malos” genes. Todos tenemos niveles variables de stress. El stress es simplemente la percepción de una amenaza. Cuando percibimos una amenaza, un peligro o una situación que nos saca de nuestra zona de confort y seguridad, liberamos adrenalina y nos ponemos en alerta roja.
También tienen estrés los pájaros y los gatos. Hasta los insectos perciben las amenazas de sus depredadores naturales. Y no tienen PAR. Culpar al stress, a la genética, al cambio climático, a la resonancia Schumann, al smog o a problemas emocionales, es colocar la causa afuera de nuestro centro. Y si la causa está afuera, lógicamente está fuera de nuestro control. No puedo controlar el clima, ni la resonancia Schumann, ni el smog ni a la genética.
Pero si comprendo que mi enfermedad es mi creación, fruto de un largo proceso de toma de decisiones, la situación cambia por completo. Puedo cambiar mis decisiones. Puedo cambiar mi dieta. Puedo cambiar mis hábitos. Puedo hacer una transformación de mi forma de vida.
La persona que padece una PAR, ha trabajado muy duro durante años para comprar los alimentos que provocan el daño articular. Ha trabajado para ganar el dinero necesario para comprar kilos de queso y litros de yogur. Y ha tenido que ir al mercado a comprar bebidas cola, centenares de veces durante mucho tiempo. Es mucho esfuerzo a lo largo de años.
Ha hecho méritos suficientes como para estar enferma. No ha sido consciente. No hay culpa. Pero si hay responsabilidad. Nadie lo ha enfermado. Nada lo ha enfermado. Nadie lo obligó a estimular patológicamente su sistema inmune con caseína proveniente de derivados de la leche. Nadie lo obligó a consumir toneladas de la adictiva azúcar blanca que acidifica la sangre al estimular espectacularmente la población de hongos que viven en el organismo y en particular en el intestino. Eligió acidificar su sangre en forma sostenida durante años. Y si además hay factores hereditarios y alteraciones climáticas junto a trastornos emocionales, todo conspira a favor de la enfermedad. Es necesario curar el alma.
Todo esto que estoy afirmando es un poco brutal para el enfermo afectado con cualquier tipo de artritis crónica pero es necesario para abrir la mente y lograr la cura del “interior”.
Comprender es curar. Sin comprensión no hay cura. Pero si uno comprende y descubre la relación, verá con claridad absoluta qué es lo que hay que cambiar. Y comenzará a curarse a partir de ese mismo momento en que “vió” la luz. Descubrir la causa ya es curar. Pero si la medicina oficial dice “desconocemos la causa” entonces no podrá curar la PAR. Nunca hasta descubrir la causa. Tal vez algunos médicos eminentes la sospechan. Pero mientras todo el establishment no lo acepte, deben reservarse sus opiniones.
Mientras tanto la industria farmacéutica seguirá vendiendo toneladas de antiinflamatorios y corticoides. Y seguirá ganando fortunas. El entorno de “no se sabe la causa, la ciencia aun no la descubrió” es el terreno perfecto para seguir vendiendo drogas que no curan pero que el enfermo debe tomar de por vida. No lo cura, pero no puede dejar de consumir. Y además le genera brutales efectos secundarios. Y encima paga mucho dinero por todo ello. Paga para no curarse, paga para padecer los efectos secundarios, paga para que le sigan dando mensajes de desesperanza, paga para no curar jamás.
Pero cada paciente elige qué medicina seguir. Y en quién creer. Las creencias forman parte de ese mundo interior. De esa realidad interior que crea la realidad exterior. La ignorancia y el miedo crean una proyección llamada enfermedad incurable. La comprensión y la toma de conciencia crean una proyección llamada salud perfecta. Pero esta proyección exterior proviene del interior. Por ello es necesario primero curar el interior. Como decía Ohsawa “curar el alma”. De lo contrario la enfermedad retorna una y otra vez. Y lo hace con la esperanza de que el “paciente” comprenda. Dicen que a buen entendedor pocas palabras bastan. Pero si es mal entendedor, tendrá que aprender con dolor. En ese caso no bastan las palabras.
Entonces aparece el plan B. Con dolor aumentan las probabilidades de comprender y curar el “alma”. Pero algunos ni siquiera con dolor llegan a comprender. Siguen bebiendo leche y negando su responsabilidad hasta el último momento de su vida. Se trata de auténticos héroes. La arrogancia total. La voluntad invertida. La voluntad de permanecer en el infierno hasta el último momento. Es una forma de usar la libertad. La Libertad Infinita que Dios nos otorgó a todos desde el mismo momento de nacer en este planeta.
Dr. Martin Macedo

domingo, 28 de diciembre de 2014

Alimentar El Templo




Nuestro cuerpo físico es un templo. Es perfecto así como es. Es una obra maestra del Creador.
No le estoy proponiendo que sea religioso. Sino que considere por un momento que hay una inteligencia o energía inteligente detrás de toda la maravilla de la creación.
Cualquier organismo unicelular observado al microscopio deja boquiabiertos a los investigadores. Una sola célula con algunos “piecitos” o con una “colita” para nadar es un verdadero espectáculo digno de una película de hollywood.
Un espermatozoide es una genialidad. Uno solo. Y en cada acto amoroso se liberan aproximadamente 800 millones.
Cada vez. Todas las células, de todas las clases, incluyendo a las bacterias, protozoarios y hongos, son organismos de una complejidad que ni las mentes más brillantes llegan a comprender. Solo nos podemos extasiar y maravillar ante tanta perfección.
Según datos aportados por el gran Deepak Chopra una sola célula corriente, es capaz de realizar 6000 funciones biológicas simultáneamente. Cada célula es un organismo en sí. Y sabe cómo sobrevivir. Sabe cómo defenderse. Sabe cómo conseguir pareja. Sabe como reproducirse. Sabe cómo sintetizar su propio ADN y ARN. Sabe como reparar los daños a la membrana o a algunos de sus organelos misteriosos. Ya lo sabe. Y no fue a la Universidad. Lo sabe. Siempre lo ha sabido. Porque las células han evolucionado desde formas simples a las formas actuales, prodigiosas, de una complejidad que asombra y deja perplejo hasta al más indiferente.
Según Bruce Lipton, el célebre médico que promueve la genética de la mente y de las emociones, las células han evolucionado durante 2 billones de años (2 000 000 000 000). Han llegado a la cima de la complejidad y de la perfección biológica. Y luego esas fantásticas células “decidieron” aumentar la complejidad, asociándose, formando grupos de células. Los organismos multicelulares o pluricelulares. Y poco a poco esta complejidad fue haciéndose más y más sofisiticada hasta llegar a las plantas actuales y a los animales actuales. Todos con función perfecta. Con belleza. Con habilidades infinitas.
Una simple araña nos deja pasmados. ¿Cómo teje esa tela con tanta perfección, que ni un ingeniero de la mejor escuela del mundo podría imitar?
Cuando usted come una zanahoria, debería sentir una gran emoción. Es un producto biológico de una elevada sofisticación, y según la sensibilidad de los pueblos tradicionales tiene “alma”.
Todas las formas de vida son grandiosas. Pero no lo vemos así. Estamos fríos como témpanos. No nos asombra ya nada, a menos que cueste 100000 dólares.
No nos conmueve ver a un simple pajarillo romper el huevecillo y nacer con gran voluntad de vivir y cantar. Una gran vida, para un gran pájaro que comienza así, en un pequeño huevo que él mismo rompe o a veces lo rompe algún desalmado. Un simple pajarillo nos enseña. Se va a pasar toda su vida tratando de embellecer este mundo con su canto, con su gracia para volar y brincar. Con su salud este simple animalito va a embellecer un poco más la creación. Y lo rodean peligrosos virus. En el nido, en sus patas, en las ramas donde está afincada su vivienda. Hay virus por todos lados. Y bacterias “asesinas”. Y hongos en las uñas de mamá. Y no pasan desinfectante ni hay filas para la vacunación. Solo hay vida, felicidad, intensidad, pasión por la acción. Y confianza. Podemos convivir todos. Papá y mamá, los hermanos pajaritos, y también la cucaracha que vive a pocos centímetros del nido. Y muchas bacterias y virus que pasean por las ramitas del nido. Y como mamá y papá son los encargados de traer la comida, la regurgitan y alimentan a los polluelos. Con centenares de gérmenes. Porque no hierven los alimentos ni se pasan alcohol en gel. Ni desinfección cada mañana como en los hospitales de los animales humanos.
Los animales se ocupan de vivir. Han venido a la vida a vivir. No a luchar contra las enfermedades. Gozan de salud perfecta. Y si la selección natural halla algún defecto biológico incompatible con una función perfecta, su vida se interrumpirá prematuramente. Y al mismo tiempo están naciendo miles de otras formas perfectas.
Los virus se encargan del trabajo sucio. Las bacterias hacen la labor imprescindible para la belleza de la creación, pero que nosotros no haríamos por todo el oro del mundo. Se encargan de descomponer todas las formas de vida inviables. No es viable. No funciona. Está sin energía. Debilitado. Intoxicado. Enfermo. Frágil. Feo. En proceso degenerativo o involucionando. En proceso de degradación. Y aparecen las bacterias y los virus, los protozoarios y los hongos para acelerar y facilitar la descomposición de esos materiales orgánicos, ex-biológicos, ex-formas saludables-perfectas-funcionales. O directamente con fallas funcionales congénitas. ¿Es cruel? ¿Es brutal? Es la naturaleza. Es brutalmente perfecta. Es amorosamente perfecta. Tiene las dos caras. La cara amorosa de una madre que nutre con su leche y sus caricias. Y la cara despiadada de un tornado o un relámpago que cual hábil cirujano secciona y rehace una nueva realidad biológica. Los microbios han venido a servir.
Las arañas han venido a servir. Los pájaros han venido a servir. Hasta las rocas sirven a un propósito. Usted no ha venido a este mundo a “pasarlo en grande”. Usted ha venido a servir. A servir en grande. A vivir una vida con significado. De servicio. A embellecer este mundo. Con su alegría, con su salud, con su única e imcomparable combinación de talentos. Y el virus vino a servir. Al igual que la bacteria. Vinieron a apurar la degradación de aquellas formas vivientes que ya están desafinando, que ya no pueden tocar en la orquesta sinfónica porque han perdido la magia, la habilidad y la pasión. En la naturaleza sólo perfección. Solo función perfecta. Alegría perfecta. Coraje infinito. Belleza que no deja de asombrarnos.
Si la función es perfecta, si la salud es perfecta, si la belleza es elocuente, si la potencia vital es poderosa los gérmenes no nos molestarán, porque no han venido a atacar a las formas vigorosas sino a las formas decadentes. Para que sus materiales se reciclen y den lugar a la formación de nuevas formas perfectas y hermosas.
Por ello el pajarillo en su nido pia y canta, apasionado y lleno de sueños, de expectativas, de lugares para conocer, volando y viajando a múltiples árboles, ríos, montañas. Y luego encontrar una novia y formar una familia y tener hermosos descendientes. Es la vida. Ha sido así por cientos de miles de años. Son leyes inapelables. De aplicación inmediata. Sin juez. Sin estrado. Sin sesiones de discusión. Se aplican las leyes biológicas inmediatamente y sin discusiones. Así funciona. No lo inventé yo ni lo hizo usted. Ni algún científico o sabio eminente. Son las leyes universales. Eternas y en plena vigencia. En este planeta llamado Tierra, rige la Ley Natural.
Podemos aprender del pajarillo. Y ocuparnos de vivir, de avanzar con pasión tras nuestros sueños, de soñar con grandes hazañas. Con lograr nuestra utopía personal. Las formas perfectas, de elevada salud y perfección, de potencia vital infinita, viven para vivir. No lo hacen llenas de recelo, desconfiando de virus de “alto riesgo oncológico”, buscando la detección de enfermedades mortales mediante revisaciones periódicas y exámenes de marcadores tumorales.
Si los virus nos atacan es porque nuestra potencia vital está disminuida. Nuestras condiciones vitales están perdiendo viabilidad. Nos estamos acercando a un punto peligroso, donde está en duda si estamos capacitados para vivir una vida de plenitud. Con función plena y belleza plena. El virus nos ataca a nosotros. No lo ataca al pajarillo ni al cocodrilo que espera agazapado que algún bisonte distraído se acerque demasiado al lago.
Los virus están para servir. Para atacar las formas vivientes llamadas células que están perdiendo calidad. Que están enfermas. Débiles. Sin buena función. Se están afeando por la degradación de sus funciones.
De la misma forma que un tiburón persigue a los animales heridos o enfermos en el mundo submarino, los virus y bacterias persiguen a las células débiles y alteradas. El tiburón no es malo. Simplemente cumple su servicio de limpiador de los mares. Solo deja con vida a las formas más fuertes, más hermosas, más perfectas, más hábiles y más veloces. Lo viejo, lo herido, lo decadente es inmediatamente eliminado.
También ocurre en el mundo terrestre. El tigre, el león atacan a las formas más débiles, más vulnerables. Con esa política tan cruel y despiadada la naturaleza se asegura que las formas más fuertes, más poderosas continúen y dejen descendientes.
A pesar de las legislaciones humanitarias, la naturaleza sigue su plan. Con el ser humano es lo mismo. Si nos degradamos biológicamente, si no debilitamos, si nos intoxicamos o somos “gourmets”, si incubamos hábitos tóxicos, la ley se aplicará sin consideraciones y con ejecutividad inmediata. Al perder el estado de salud perfecta y función perfecta, seremos atacados por todo tipo de virus y bacterias. Y no tenemos alternativa. O recuperamos nuestros elevados estándares de función o debemos perecer. Y si continuamos intoxicados, la vacuna hará poco. Unas proteínas más no van a cambiar el estado de alteración. La pérdida del equilibrio. Si el templo se ha degradado e intoxicado, poco hará una vacuna. Porque la función perfecta original no se restablecerá hasta lograr el óptimo estado nutricional. Y esa es la forma básica de volver al estado de perfección original.
Como un simple pajarillo. La próxima vez que veamos uno démosle las gracias y hagamos una breve inclinación como cuando se cruza con un gran profesor. Porque es nuestro maestro. El tiene función perfecta, salud perfecta, agilidad perfecta y elegancia sin igual. Y nosotros estamos llenos de miedo. Aprendamos de los que saben cómo nutrirse y cómo moverse. Y aprendamos a volar.
Dr. Martín Macedo

sábado, 13 de diciembre de 2014

Pan plano de garbanzo

 


Ingredientes
  1. -1 vaso de harina de garbanzo
  2. -1 vaso de agua
  3. -1 pizca de sal
  4. -Hierbas aromáticas o cualquier otro aderezo que queramos añadir

Elaboración
Juntamos todos los ingredientes, añadiendo el agua poco a poco a la harina para que no se nos hagan grumos. Quedará como una masa líquida como la que se usa para hacer crepes. 
Yo he colocado parte de la masa en una bandeja de horno rectangular, y otra parte en moldes redondos. Precalentar el horno unos 10 minutos y después hornear la masa como unos 30 minutos.
A la masa que puse en la bandeja rectangular le añadí hierbas aromáticas (romero, tomillo, hierbas provenzales..). Quedaba bastante bien, le dio un sabor muy de cena de celebración:). Las  “tortitas” de los moldes redondos salieron muy monas, se las puse a mi compañero para almorzar con una salsa de almendra y otra de aguacate (sobras de una fiesta, pero por un día que comas aguacate, si estás en buena condición, tampoco pasa nada). Como estas tortitas no llevaban ningún otro aderezo, quedaba un pan más plano de sabor, que combina realmente bien tanto con salsas o acompañamientos salados como dulces.

viernes, 12 de diciembre de 2014

Macrobiotica : el equilibrio en los alimentos

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En muchas ocasiones escuchamos que la macrobiotica prohíbe ciertos alimentos. En mi opinión esta afirmación no es cierta.
Macrobiotica da la capacidad de elegir en libertad lo que comes.
Conocer las propiedades, cualidad energética de los alimentos y hacer un ejercicio de auto-observación,  te ofrece la capacidad de nutrirte con lo que necesitas en cada momento.
Nada está prohibido, nada es bueno o malo.  Hay alimentos que son más adecuados que otros, dependiendo de cada persona, del momento y del lugar.
Por qué utilizamos unos alimentos de forma habitual , otros de forma eventual y otros en ocasiones extraordinarias?
La respuesta es el equilibrio: Macrobiotica , es sinónimo de equilibrio. Equilibrio en lo que comemos, equilibrio con el entorno, con otros seres vivos y por supuesto con nosotros mismos.
Utilizamos aquellos  alimentos que son  más ricos en nutrientes  y aquellos más equilibrados a nivel energético. Veamos una clasificación de alimentos:
yin yang
Alimentos extremo Yang:   sal , huevos, carne(pollo, carne roja, ternera), quesos curados y salados, harinas y horneados y pescado azul.
Concentran la energía. Pueden tener uno o varios de los siguientes efectos: calentar, secar, contraer, cerrar, tensar .
Alimentos extremo Yin:  químicos: aditivos, fertilizantes, medicamentos,  azúcar,chocolate, bebidas alcohólicas,  especias,  frutas y verduras tropicales,   lácteos, queso fresco y requesón,  solanáceas: tomate, patata, berenjena y pimiento.
Dispersan la energía. Pueden tener uno o varios de los siguientes efectos: refrescar, enfriar, dilatar, hinchar, abrir, relajar, debilitar.
Extremo no es sinónimo de malo o perjudicial, simplemente su efecto es más intenso,  por eso no son alimentos para utilizar en grandes cantidades ni a diario. Lo ideal es evitarlos o consumirlos en pequeñas cantidades. Y sobre todo asegurarse de que sean de alta calidad.
Consumir alimentos extremos de forma habitual nos lleva a la necesidad de consumir otro alimento del extremo contrario, a fin de nivelar nuestro equilibrio físico-energético. Un ejemplo claro sería una típica comida de Navidad: fritos, carnes.. son alimentos que acompañamos con bebidas alcohólicas, postre helado, turrón… azúcar.
Alimentos de centro:  cereales integrales, legumbres, vegetales, frutos secos , algas y pescado(trucha, merluza, lenguado, sardina..)
Se pueden a su vez clasificar en expansivos y contractivos. Aunque sus efectos son mucho más suaves que los de los alimentos extremos. Son los más adecuados para comerlos a diario.
En el equilibrio está la clave para tener una vida satisfactoria y conseguir todo aquello que te propongas.

jueves, 11 de diciembre de 2014

Definió 7 fases de la enfermedad.

George Osawa  decía que la enfermedad es el resultado de estar desequilibrados con la naturaleza y el universo.


sombras de los arboles
Las 4 primeras fases son enfermedades de ajuste: el cuerpo está intentando equilibrarse, eliminar tóxicos, volver al equilibrio.
Si no se consigue aparecen las enfermedades degenerativas: a las que pertenecen la fase 5,6 y 7.  En ellas se da un deterioro  crónico de órganos y funciones corporales.

1.Cansancio, falta de vitalidad

Una persona sana descansa y vuelve a acumular energía para poder volver en perfecto estado a la actividad diaria

 2.Dolor. Falta de flexibilidad física

Comienza a debilitarse el sistema nervioso.
Dolores de cabeza, articulares, menstruales, de estómago… 

3.Enfermedades sanguineas

Se producen por una calidad de la sangre ácida o canales sanguineos grasos, como el colesterol
En principio podemos tener dificultades en la  eliminación de tóxicos.  Pueden aparecer problemas de piel como manchas, eczemas..
Si esta condición sanguinea no se corrige con el tiempo pueden aparecer  anemia, varices, y en casos muy graves leucemia.

Alteración emocional

Irritación, enfadarse con rapidez, mal humor, excitación, frustración, angustia. En un estado de equilibrio estas emociones podrian darse en contadas ocasiones y siempre de forma breve. Es decir aparecen en un momento determinado, y tal como vienen, las expresamos y se van sin dejar “residuos”.

5.Procesos degenerativos.Enfermedades de los órganos

Los órganos comienzan a funcionar con dificultad, y empiezan a degenerar. Diabetes, ulceras, cálculos en vesícula, enfisema..
Para llegar a esta fase se necesita permanecer  bastante tiempo en las etapas anteriores.

 6.Enfermedades del sistema nervioso

Alzheimer, esclerosis, parkinson, perdidas de memoria, enfermedades mentales..

endermedad7.Aislamiento o arrogancia

Aparece cuando intentamos separarnos de la naturaleza y el universo.
“Yo tengo la razón, los demás están equivocados”
Este aislamiento puede llevarnos a una falta de conexión con el mundo exterior y creer que somos el centro del universo.
También nos puede llevar a sentirnos infelices porque no somos lo suficientemente guapos, ricos…
Esta fase se puede considerar la primera y la última.
Es la causa subyacente de toda enfermedad e infelicidad humana.

miércoles, 10 de diciembre de 2014

Mijo con coliflor


Hoy os dejamos una receta muy otoñal ya que el otro día nos llegaron las primeras coliflores de la temporada y teníamos muchas ganas de hacer alguna receta con ellas.

Ingredientes:

-1 cebolla
-1 coliflor
-1 vaso de mijo
-Una cucharada de aceite de sésamo
-Shoyu al gustoReceta mijo con coliflor

Elaboración:

Calentamos la sartén y añadimos el aceite. Añadimos la cebolla y una pizca de sal y rehogamos, cuando haya cambiado de color la cebolla,  ponemos la coliflor y con fuego fuerte removemos y doramos las verduras. Añadimos el mijo y rehogamos todo junto. 
Por cada medida de mijo que hayas puesto añadiremos 2 de agua y pondremos a hervir a fuego lento hasta que se haya consumido todo el agua. Antes de apagar podemos aliñar con unas gotas de shoyu y ya lo tenemos para servir

lunes, 8 de diciembre de 2014

Pastel de mijo y zanahoria


El mijo es uno de los cereales mas consumidos en macrobiótica. Tiene la ventaja de no tener gluten y además lo podemos consumir de muchas maneras. En recetas anteriores vimos como podíamos hacer croquetas de mijo. Hoy vemos como prepara pastel de mijo con zanahoria.
En esta época del año, las zanahorias están en pleno esplendor en la huerta. Todavía conservan sus hojas verdes con las que podemos preparar escaldados. Nosotros hoy utilizaremos la raíz.
zanahoria
Ingredientes:
-1 vaso de mijo
-300gr de zanahoria
-oregano al gusto
-Shoyu
pastel, mijo
Elaboración:
Ponemos a hervir 3 vasos de agua por 1 de mijo y lo dejamos cocinar a fuego lento hasta que haya absorbido el cereal todo el agua. En otra cazuela ponemos las zanahorias con un dedo de agua y una pizca de sal, las dejamos estofar durante media hora con tapa. Hay que controlar que no se queden sin agua, en este caso añadiremos mas agua  y colocaremos el difusor para que se cocinen lentamente. Cuando estén blandas les añadiremos el orégano y el shoyu y las aplastaremos.
Mezclaremos el mijo con las zanahorias  haciendo una masa. La colocaremos en un molde y lo dejaremos enfriar. Cuando este templado ya le podéis dar la vuelta al molde y se despegará con facilidad.
Este plato lo podemos servir con verduras escaldadas y alguna receta de proteína.

domingo, 7 de diciembre de 2014

David Lynch e a Receita de Quinoa Pt. 2.

David Lynch e a Receita de Quinoa Pt. 1.

Bolas de sésamo

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Estas bolas son un gran aperitivo ya que nos saciarán tomando solo 1 ó 2 y además nos beneficiaremos de todas las propiedades del sésamo.


Ingredientes:
-Sésamo 300gr
-Melaza de arroz la que admita
Elaboración:
Tostamos las semillas de sésamo hasta que estén doradas. Tener cuidado que no se tuesten demasiado ya que se quedarían amargas. Las molemos con ayuda de un molinillo de café o un molinillo manual. Tiene que quedar la semilla en polvo totalmente para que luego poder hacer la forma sin que se nos deshaga.
En una cazula, calentamos 4 cucharadas soperas de melaza a fuego muy lento, vamos añadiendo el sésamo y revolviendo. Conforme vaya absorviendo la melaza el sésamo iremos añadiendo mas cantidad de éste.
Cuando la textura sea lo suficientemente espesa como para dar forma a las bolas, dejamos de añadir sésamo. Esperamos a que se enfríe y vamos haciendo las bolas. Las podemos ir pasando por un bol con semillas de sésamo para decorar o simplemente presentarlas como están.
La textura final no debe ser pegajosa, de esta manera te las puedes llevar a donde quieras en una bolsa de papel sin que se te manche.

miércoles, 3 de diciembre de 2014

Pastel de mijo y zanahoria


El mijo es uno de los cereales mas consumidos en macrobiótica. Tiene la ventaja de no tener gluten y además lo podemos consumir de muchas maneras. En recetas anteriores vimos como podíamos hacer croquetas de mijo. Hoy vemos como prepara pastel de mijo con zanahoria.
En esta época del año, las zanahorias están en pleno esplendor en la huerta. Todavía conservan sus hojas verdes con las que podemos preparar escaldados. Nosotros hoy utilizaremos la raíz.
zanahoria
Ingredientes:
-1 vaso de mijo
-300gr de zanahoria
-oregano al gusto
-Shoyu
pastel, mijo
Elaboración:
Ponemos a hervir 3 vasos de agua por 1 de mijo y lo dejamos cocinar a fuego lento hasta que haya absorbido el cereal todo el agua. En otra cazuela ponemos las zanahorias con un dedo de agua y una pizca de sal, las dejamos estofar durante media hora con tapa. Hay que controlar que no se queden sin agua, en este caso añadiremos mas agua  y colocaremos el difusor para que se cocinen lentamente. Cuando estén blandas les añadiremos el orégano y el shoyu y las aplastaremos.
Mezclaremos el mijo con las zanahorias  haciendo una masa. La colocaremos en un molde y lo dejaremos enfriar. Cuando este templado ya le podéis dar la vuelta al molde y se despegará con facilidad.
Este plato lo podemos servir con verduras escaldadas y alguna receta de proteína.


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